lunes, 29 de junio de 2015

El uso del paréntesis



         Los paréntesis (  ) son signos que se utilizan para introducir elementos incidentales o aclaratorios en un enunciado. Pueden utilizarse en los siguientes casos:

a)   Cuando se interrumpe el sentido del discurso con un inciso aclaratorio, sobre todo si este es largo o de escasa relación con el texto anterior o posterior:
Ejemplo:
El abuelo de Alberto (en su juventud fue un brillante cirujano) parecía una estatua sentado en aquel sillón.

b)   Para intercalar algún dato o precisión: fechas, lugares, significados de siglas, el autor u obra citados.
Ejemplos:
El año de su nacimiento (1616) es el mismo año en que murió Cervantes.
Toda su familia nació en Córdoba (Argentina).
Una ONG (Organización No Gubernamental) ha de ser, por principio, una asociación sin fines de lucro.
“El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos”. (Francisco de Quevedo)

c)   Cuando se transcriben o reproducen textos, códices o inscripciones con abreviaturas, se pueden utilizar los paréntesis para reconstruir las palabras completas o los elementos que faltan en el original y se suplen.
Ejemplo:

Imp (eratori) Caes (ari)

d)   En la transcripción de textos se utiliza el paréntesis, junto con los puntos suspensivos, para señalar que se ha omitido parte del texto al realizar la cita.
Ejemplo:
     Hasta aquí (...) la obra visible de Menard, en su orden cronológico. Paso ahora a la otra: la subterránea, la interminablemente heroica, la impar. También, ¡ay de las posibilidades del hombre!, la inconclusa. Esa obra (...) consta de los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte del Don Quijote y de un fragmento del capítulo veintidós.
                                          (Jorge Luis Borges, Ficciones)

e)   También se usa el paréntesis en las letras y números que encabezan las clasificaciones. Se usan ambos paréntesis o únicamente el de cierre.
Ejemplo:

Los libros podrán encontrarse en los siguientes lugares:
(a)  En los estantes superiores de la sala de juntas.
(b)  En los armarios de la biblioteca principal.

a)   En los estantes superiores de la sala de juntas.
b)   En los armarios de la biblioteca principal.

        

         

martes, 23 de junio de 2015

LAS FIGURAS LITERARIAS 2. EL EPÍTETO, EL SÍMIL, LA METÁFORA y EL OXÍMORON





         Como señalé en la entrada anterior de "Tu correctora en la red", las figuras literarias contribuyen a dar expresividad al texto. Hoy deseo compartir varias figuras literarias que son especialmente usadas en la poesía, pero que también utilizamos cotidianamente.

EL EPÍTETO: Es el uso de un adjetivo calificativo que añade una cualidad o la subraya, pero sin modificar la comprensión. Es el caso del famoso verso de Gustavo Adolfo Becquer,

"Volverán las oscuras golondrinas"...

Esas "oscuras golondrinas" son un símbolo, hacen mención a una clase de pájaro, pero al mismo tiempo, su oscuridad hace referencia a una emoción, a la tristeza por la pérdida de una persona. Veamos el verso en su contexto, en el poema:

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;


pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!


Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun mas hermosas,
sus flores abrirán;


pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!


Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
 tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;


pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!


La imagen "Su níveo rostro", por ejemplo, además de describir el tono de un rostro, está vinculada, por analogía, con la pureza, con la inocencia. Hay epítetos que usamos cotidianamente que reiteran una cualidad intrínseca de lo mencionado:

"Había un sol radiante"
"Íbamos por una selva tupida"

EL SÍMIL: Figura retórica que consiste en hacer una comparación de manera explícita, a través de la expresión "como" o "cual", entre dos referentes que comparten alguna cualidad.

"Corriendo el pez frío como relámpago mojado". (Pablo Neruda)

En este caso se compara el brillo de las escamas del pez que nada en el agua con el brillo del relámpago.

"La noche estaba oscura cual boca de lobo".

En este caso se compara la oscuridad de la noche a la de la boca del lobo, por analogía, para resaltar su peligro, su misterio.

LA METÁFORA: Etimológicamente viene del latín, metá, más allá, y pherein, trasladar. Esta figura o tropo literario consiste en trasladar el sentido recto de las palabras en otro figurado, en virtud de una comparación tácita. A diferencia del símil la comparación no se hace de manera explícita. Un uso cotidiano de la metáfora es la frase "El tiempo es oro", para indicar la importancia de organizar bien el tiempo para que sea productivo o la importancia de respetar el tiempo ajeno, por las mismas razones. Un ejemplo literario de la metáfora es la descripción que Cervantes hace de Dulcinea en Don Quijote de la Mancha:

Su nombre es Dulcinea... sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos de cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos...

EL OXÍMORON. En esta figura literaria se entrelazan palabras cuyo significado es contrario. Pero en el conocido soneto de Francisco de Quevedo "Definición del Amor" estos contrarios se entrelazan de manera magistral y elocuente:

DEFINICIÓN DEL AMOR

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.

Este es el niño, Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

 Francisco de Quevedo






lunes, 15 de junio de 2015

LAS FIGURAS LITERARIAS. LA HIPÉRBOLE Y EL EUFEMISMO



         Las figuras literarias o retóricas tienen que ver con un uso no convencional del lenguaje que potencia su capacidad expresiva y de significación. En la entrada de hoy nos ocuparemos de la hipérbole y el eufemismo, recursos que utilizamos en nuestro lenguaje cotidiano, pero que también pueden tener un uso estético o literario.

LA HIPÉRBOLE

         La hipérbole consiste en utilizar palabras o frases que exageran en exceso las características o cualidades de algo o alguien para resaltar lo que se quiere decir o hacer énfasis. En la literatura esta exageración tiene una intención estética, hacer inolvidable una idea o imagen.
Ejemplos:

Uso cotidiano:

Te lo dije mil veces y no me oíste.

La música se escuchaba a kilómetros.

Ella gasta kilos y kilos de todo sin medida y después dice que no le alcanza el sueldo.

Es tan delgado como un pabilo.

Uso literario:

"No hay extensión más grande que mi herida". Miguel Hernández

"Por tu amor me duele el aire...el corazón y el sombrero". Federico García Lorca

"La poesía/Es la camisa férrea de mil puntas cruentas/Que llevo sobre el alma". Rubén Darío

"¡Oh, más dura que mármol a mis quejas, y al
encendido fuego en que me quemo más helada
que nieve, Galatea!"

Garcilaso de la Vega



El poema "A una nariz" del poeta clásico español Francisco de Quevedo todo él es una hipérbole

A UNA NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una nariz sayón y escriba,
Érase un peje espada muy barbado.

Érase un reloj de sol mal encarado,
Era una alquitara pensativa,
Érase un elefante boca arriba,
Era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egipto,
Las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
Muchísimo nariz, nariz tan fiera
Que en la cara de Anás fuera delito.

Francisco de Quevedo

EL EUFEMISMO
         Al contrario de la hipérbole, el eufemismo es una palabra o frase,  políticamente aceptable, que se utiliza para sustituir a otra que de utilizarse podría ofender a una persona o grupo. Por ejemplo, cotidianamente, cuando decimos "invidente" en vez de decir "ciego", o "persona de color" y no "negro", o cuando utilizamos la palabra "discapacitado", estamos haciendo uso del eufemismo. Así también cuando disimulamos frente a algo que no nos gusta ("Bueno, no está del todo mal"...) o cuando describimos una situación bochornosa ("Es que se pasó un poco de copas"...) o cuando describimos a una persona fea y decimos "Es poco agraciada". Hay asimismo un uso público aceptado del eufemismo, como cuando un medio de comunicación se refiere a "países del Tercer mundo o países en vías de desarrollo" para referirse a los países pobres o subdesarrollados. O decir que alguien desempeña "el oficio más antiguo del mundo", para decir que se dedica a la prostitución. El uso literario, generalmente sigue al uso cotidiano, encontramos en textos narrativos o poéticos palabras o frases que atenúan aquello que desea expresarse para no decirlo directamente.





miércoles, 10 de junio de 2015

La eufonía en el texto





            La eufonía en un texto tiene que ver con el efecto estético que puede tener la agrupación de los sonidos que lo conforman. Puede ser positiva o negativa. En el caso de la cacofonía hay una combinación negativa o desagradable de sonidos al reiterarse fonemas o sílabas. Por ejemplo:
"No sé por qué está tan tonto Tomás".

El lenguaje no fluye, parece trancarse, balbucear. Por ello hay que procurar evitarla. Pero la repetición también puede usarse como recurso estético, cuando quiere expresarse consternación, como en el famoso verso del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz:

"Y déjame muriendo/Un no sé qué que quedan balbuciendo".

 O igualmente la repetición de sílabas puede utilizarse para destacar una cualidad. La Paranomasia, por ejemplo, consiste en la repetición de sonidos o fonemas que presentan un parentesco etimológico o sencillamente semejanza fónica:

"Alumbra, lumbre de alumbre" (Miguel Ángel Asturias).

Otro recurso estético vinculado al sonido es La Onomatopeya, que consiste en la utilización de palabras cuyos sonidos sugieren acústicamente el objeto o la acción que significan:

"En el silencio sólo se escuchaba/Un susurro de abejas que sonaba".

En el "Romance sonámbulo" de Federico García Lorca la repetición le da fuerza y belleza a la expresión. Copiaré los versos iniciales:


Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
Y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
Ella sueña en su baranda,
Verde carne, pelo verde,
Con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
Las cosas la están mirando
Y ella no puede mirarlas.